martes, 20 de septiembre de 2016

Movilización y postura

MOVILIZACIÓN Y POSTURA.

La capacidad para la movilidad depende básicamente de la integridad musculo esquelética, de las articulaciones, terminaciones nerviosas y la circulación vascular involucrada. Esta capacidad es esencial en la vida de los seres humanos para llevar a cabo todas las actividades cotidianas que cada persona realiza normalmente y que le son imprescindibles para adaptarse a su medio, así como para relacionarse con su entorno y con los demás individuos, por lo tanto, la perdida de ésta, independientemente de que pueda ser temporal o permanente, afecta en forma directa las diferentes funciones vitales y actividades de la vida diaria, entre las cuales se pueden mencionar la alimentación, respiración, eliminación, higiene, comunicación, marcha, el vestido e incluso la autoestima, auto concepto y aceptación de sí mismo.








Definición: la movilidad es uno de los aspectos más importantes de la función fisiológica porque es esencial para la conservación de la independencia. La actividad, la movilidad y la flexibilidad son una parte integrante del estilo de vida de las personas. El deterioro de la movilidad influye considerablemente con el concepto de uno mismo y en el estilo de vida.

Factores condicionantes que alteran la necesidad

Existe un gran número de factores biológicos, psicológicos o socioculturales que logran afectar tanto la postura que adopte el individuo y su coordinación de movimientos, como al equilibrio y su mecánica corporal.

Factores biológicos Edad: a medida que transcurren los años en la vida de los seres humanos, la postura o la alineación corporal se modifica. Durante el crecimiento de los niños, si no son corregidas las posturas defectuosas que se adoptan durante la infancia, es casi seguro el desarrollo de alteraciones en la edad adulta. En el otro extremo, con el proceso de envejecimiento, las modificaciones que sufren los músculos, cartílagos y huesos, así como las privaciones hormonales y falta de actividad física.

Condición nutricional: en un estado de desnutrición los músculos se encuentran débiles, esto hace que exista una gran dificultad para la correcta alineación corporal, por lo que resulta difícil mantener el cuerpo en forma erecta. Cuando el grado de desnutrición llega a considerarse como grave, puede dar lugar a un grado de lordosis, debido al esfuerzo que debe realizarse para mantener el equilibrio. En contraposición, las personas con obesidad frecuentemente presentan una modificación del centro de gravedad, lo que conlleva a una movilidad difícil y a una alteración de las articulaciones por sobrecarga, al mismo tiempo que disminuye considerablemente su actividad debido a la fatiga que supone realizar determinados ejercicios.

Sedentarismo: todo mundo sabe que la falta de ejercicio físico altera directamente a la mecánica corporal. Cuando no se lleva a cabo una actividad física al menos moderada, el tono y fuerza muscular se van deteriorando en forma paulatina, la movilidad de las articulaciones se va limitando e inclusive el proceso de crecimiento se ve alterado. Además, el funcionamiento de los diversos órganos se altera también, debido a que la falta de ejercicio
a) altera la circulación sanguínea, especialmente el retorno venoso
b) disminuye la expansión pulmonar, ya que no se hace uso del oxígeno suplementario que el organismo necesita durante el esfuerzo
c) el tono muscular del tracto gastrointestinal se ve afectado, provocando una mala digestión y eliminación fecal inadecuada
d) afecta la eliminación de los productos de desecho metabólico a través de la orina, al disminuir la irrigación sanguínea de los riñones
e) perjudica el metabolismo, tanto en su fase anabólica como catabólica, con el fin de obtener energía.

La enfermedad: con frecuencia, las personas con alguna enfermedad son obligadas a guardar reposo temporal (como en la etapa de posoperatorio) o prolongado en cama (como el reposo requerido en una fractura, esguince o incluso una enfermedad crónico-degenerativa postrante), incluso a limitarse al realizar de manera normal sus actividades cotidianas. Esta terapéutica o necesidad obligada provoca en menor o mayor proporción la debilidad muscular, contracción articular y, si el reposo es prolongado, puede llegar a presentarse algún grado de deformidad. La pérdida de la movilidad, aunque sea parcial o dure poco tiempo, es suficiente para que la persona deba modificar sus hábitos y modo de vida, lo cual va a suponerle un cierto grado de dependencia.

Embarazo: la alineación corporal y el equilibrio de una mujer embarazada se van modificando debido al incremento del peso que hace variar el centro de gravedad de su organismo. Es así como aparece una lordosis que es considerada como normal, que lleva consigo el frecuente dolor de espalda.

Factores psicológicos Con frecuencia los estados de estrés provocan contracturas musculares que provocan una serie de manifestaciones y respuestas humanas como dolor de cabeza, cuello, espalda, lumbalgia e inclusive sensación de hormigueo y entumecimiento punzante en el músculo o grupo de músculos que reciben el estrés. Cada individuo manifiesta sus emociones y sus sentimientos a través de la postura que adopta. Los movimientos que realiza, ya sea de forma consciente o inconsciente, reflejan claramente sus impulsos psicológicos internos o la falta de ellos. No obstante, algunas emociones, como el miedo, pueden disminuir de forma considerable los movimientos y la actividad del individuo.

Factores socioculturales De entre los factores socioculturales que influyen en la necesidad de movimiento se encuentran los patrones culturales, la actividad laboral y la vivienda, entre otros. Por ejemplo, los valores culturales y creencias pueden motivar a los individuos a realizar ejercicio físico, como en el caso de las largas peregrinaciones o danzas religiosas. En contraposición, con respecto a las actividades laborales, la adopción de posturas incorrectas en forma prolongada durante la jornada de trabajo provoca alteraciones que pueden llegar a ser permanentes en la alineación corporal. Por otro lado, el tipo y la situación de la vivienda pueden influir de forma notable en la actividad que desarrolla un individuo. Una vivienda situada en un piso alto y que no disponga de ascensor puede favorecer la actividad en aquellas personas que no tienen problemas de movilización, pero que son individuos con ocupaciones laborales muy sedentarias, entonces subir las escaleras a menudo es el único ejercicio físico que realizan. Por el contrario, en personas ancianas sus movimientos son muy limitados, ya que presentan mayores problemas para subir y bajar escaleras, dificultando de esta forma la posibilidad de realizar otra actividad física.



Kozier (2008) dice que la alineación corporal debe ser valorada cuando se le indica a la persona que se siente y levante de una silla, esto incluye determinar:
Cambios normales del crecimiento y desarrollo.
Mala postura
Factores que contribuyen a la mala postura (fatiga o baja autoestima).
Debilidad muscular u otras alteraciones motoras. Postura (valoración de pie desde una perspectiva lateral, anterior y posterior)
La marcha es valorada para determinar la movilidad y el riesgo de lesiones secundarias a caídas.
Tiene dos fases, apoyo y balanceo, por lo tanto para poder valorarla es necesario solicitarle a la persona que camine por lo menos cinco pasos para observar los posibles problemas. – Verificar la posición de la cabeza, dirección de la mirada y alineación de la columna. – Movimiento y postura de pies, contacto del talón en el piso y su flexión a la marcha. – Balanceo de brazos. – Ritmo y coordinación de la marcha. 
Para determinar el aspecto y movilidad de las articulaciones es necesario inspeccionar, palpar y verificar el arco de movimientos activos o valoración de la movilidad pasiva. Es necesario revisar sobre todo las articulaciones temporomandibulares, cuello, hombro, codo, muñeca, cadera, rodilla y tobillo. 
Durante la exploración es posible identificar: – Cualquier grado de edema, eritema, deformidad, agrandamiento y contractura

– Determinar simetría y desarrollo muscular. – Dolor, crepitación y aumento de la temperatura local. – Grado de movimiento, capacidades y limitaciones (en todos los aspectos de la vida cotidiana).

Los aspectos que se deben identificar en la valoración de la tolerancia a la actividad son la fuerza y resistencia de la persona al momento de realizar alguna actividad que requiera un gasto de energía. Es preciso identificar entonces la frecuencia, ritmo y fuerza del corazón, la presión arterial y la profundidad y ritmo respiratorio.
La valoración se debe de realizar: – Previo al inicio de la actividad. – En el transcurso de la actividad. – Posterior a la realización de la actividad. – Un tiempo inmediato de tres minutos después de que concluyó la actividad

En los casos en los que la persona inicie con los siguientes signos, la actividad deberá suspenderse en formas inmediata (Kozier, 2008): – Palidez repentina – Sensación de mareo o debilidad. – Alteración del ritmo y de la frecuencia cardíaca o respiratoria. – Pulso débil – Disnea, falta de aliento o dolor torácico. – Variación de la presión diastólica de 10 mm hg o mayor.



Datos objetivos
-musculo
atrofia, hipertrofia, dolor calambres, debilidad y tumefacción
-alineación corporal.
dolor, calambres, hormigueo, mareo.
-articulaciones/hueso
incapacidad de soportar peso, dolor, rigidez,limitaciones de movimientos, disminución de la movilidad, fracturas previas.
-otros
hormigueo, angustia, depresión, tristeza, enojo y perdida de peso.


Datos subjetivos
-musculo
forma, tamaño, temperatura, fuerza, capacidad y rango de movimiento, tono.
-alineación corporal.
postura, simetría, marcha, movimientos, deformidades y variaciones de la temperatura.
-articulaciones y huesos
edema, eritema, aumento de la temperatura local, chasquidos, crujidos y deformidad.
-otros
cambios en la piel: cianosis, palidez, obscurecimiento, exantema, palidez, frecuencia cardíaca y respiración alterada, pulso débil, disminución  de la movilidad intestinal. 

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